En este artículo, exploramos el papel del chitosán y el glucomanano, dos ingredientes que presentan múltiples propiedades y que han demostrado ser muy útiles al incluirlos como suplemento nutricional en los programas de reducción de peso.
Para abordarlo contamos con la doctora Rita Cava, bióloga, dietista nutricionista y doctora en nutrición y tecnología de los alimentos, con más de 20 años de experiencia en investigación, docencia y práctica clínica.
Chitosán y Glucomanano, ¿para qué sirven?
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en una amenaza global para la salud, estando asociados con un significativo incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, síndromes metabólicos y problemas inflamatorios, entre otros. Por este motivo, “bajar de peso, específicamente de grasa corporal, supone reducir significativamente los riesgos asociados a un deterioro de la salud, teniendo siempre en cuenta que no sólo se debe promover la pérdida de peso, sino también su mantenimiento y evitar el temido efecto rebote”, explica la doctora en nutrición Rita Cava.
Las actuales intervenciones clínicas para lograr la reducción del peso incluyen restricción calórica, ejercicio, modificación de hábitos y suplementación nutricional. Específicamente “dentro de la suplementación nutricional los complementos alimenticios que contienen chitosán y glucomanano aportan notables beneficios en el control de peso”, añade la especialista.
Dichos beneficios están reconocidos por la EFSA con las siguientes declaraciones saludables:
- El chitosán contribuye al mantenimiento de niveles normales de colesterol en sangre (EFSA).
- El glucomanano junto a una dieta hipocalórica contribuye a la reducción de peso y contribuye al normal mantenimiento de los niveles de colesterol sanguíneo (EFSA).
Vamos a revisar cómo el chitosán y el glucomanano favorecen la reducción de peso.
Chitosán: más allá del control de peso
Chitosán oligosacárido multifuncional para el bienestar
El chitosán es un oligosacárido (poli-glucosamina) proveniente del polisacárido quitina, el segundo más abundante después de la celulosa.
De dónde proviene y cómo se extrae
La quitina se encuentra principalmente en todos los caparazones de crustáceos e insectos, así como en ciertos hongos, algas y levaduras. Es químicamente inerte, altamente insoluble tanto en agua como en ácido.
El chitosán se extrae de la quitina por un proceso de hidrólisis (o acetilación), que hace que sea más soluble en agua y menos viscoso, es biocompatible, no tóxico, mucoadhesivo y no alergénico, y fácilmente absorbible a lo largo del tracto gastrointestinal.
Beneficios del Chitosán en el metabolismo
Chitosán limita la absorción de las grasas
“Una vez que es ingerido, el chitosán se une a las grasas en el intestino limitando su absorción, lo que incide directamente en la reducción del peso”, explica la experta.
Otras acciones que realiza el chitosán son modular las hormonas gástricas que controlan el ciclo saciedad/hambre y reducir la formación de adipocitos (células grasas).
Estudios clínicos
Varios estudios clínicos han evaluado el uso de chitosán en más de 1.200 individuos con sobrepeso, cuyos resultados han demostrado reducciones de peso de hasta 2 kg, del índice de masa corporal en un 1 kg/m2 y de la grasa corporal de hasta 1 gr, durante al menos 12 semanas2,8,10.
La acción del chitosán modulando los niveles de colesterol
El chitosán también actúa sobre las enzimas biliares (que disuelven las grasas que se ingieren), lo que “disminuye la absorción de colesterol y favorece el control de lípidos en sangre”, explica Cava.
Las reducciones de colesterol y LDL7,10 con el uso de chitosán pueden ser hasta de un 10%, controlando además los niveles de glucosa en sangre7 y la presión arterial10.
Glucomanano: controlando el apetito
Incorporación del Glucomanano en la dieta diaria
El glucomanano es una fibra dietética de alta calidad y un aditivo alimentario seguro.
El glucomanano es un tipo de hemicelulosa soluble derivada de la planta konjac (Amorphophallus konjac), que no es fácilmente hidrolizada (descompuesta) por las enzimas del estómago, por lo que puede entrar directamente en el colon y ser utilizada por los microorganismos intestinales (microbiota).
Como fibra dietética soluble, el glucomanano adquiere gran viscosidad tras absorber agua durante la digestión. La viscosidad y pureza de la fibra del glucomanano es un factor de calidad y eficacia por lo que se recomienda que la viscosidad sea igual o mayor a 100.000 mPa.s.
Beneficios del Glucomanano en el bienestar digestivo
Saciante del apetito
El glucomanano está compuesto de cadenas de carbohidratos (glucosa y manosa), con alta absorción de agua y expansibilidad, ya que un gramo puede captar hasta 200 ml de agua.
“Debido a su capacidad de captar agua, la fibra de konjac se expande dentro del estómago lo que proporciona sensación de saciedad e incrementa la viscosidad del bolo alimenticio, retrasando el vaciado gástrico y prolongando el efecto de plenitud”, expone la especialista.
Estudios clínicos
Los estudios clínicos han demostrado que el uso de glucomanano reduce hasta en un 30% la ingesta alimentaria por la sensación de plenitud1, lo cual favorece la reducción de peso entre 3-4 kg/60 días4. Así mismo, otros estudios confirman su efecto positivo sobre el control de colesterol y de la glucosa en sangre3,6,12.
Glucomanano y bienestar intestinal: efecto prebiótico
Aunque las fibras alimentarias, como el glucomanano, no pueden ser digeridas directamente por el tracto gastrointestinal, sí pueden ser fermentadas por la microbiota intestinal, “lo que resulta en la producción en el colon de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), principalmente acetato, propionato y butirato”, explica la doctora Cava.
La adición del glucomanano a la dieta6 fomenta el crecimiento de los géneros Bifidobacterium y Lactobacillus que producen AGCC, lo que mantiene el equilibrio metabólico y el de la glucosa, así como la estructura de la barrera intestinal, ejerciendo efectos positivos sobre el gasto energético, en la modulación de la inflamación y del estrés oxidativo.
El Glucomanano en la lucha contra el estreñimiento
El glucomanano es una fibra alimentaria que se considera un «laxante formador de masa» y ejerce efectos beneficiosos sobre la digestión.
Como hemos mencionado anteriormente, expone la especialista: “la fibra del konjac absorbe agua de forma excepcional, lo que directamente aumenta el volumen de las heces y las ablanda; estimulando además el peristaltismo (movimiento intestinal) y acelerando la tasa de defecación, con lo cual se reduce la probabilidad de estreñimiento”.
Adicionalmente, el efecto prebiótico que ejerce el glucomanano sobre la microbiota intestinal es también un factor favorable para mejorar la defecación3,6.
Modo de empleo del Chitosán y el Glucomanano
Las dosis recomendadas por la Agencia Española Alimentaria (AESAN) son:
- Chitosán hasta 3 g/día: siendo recomendado que sea ingerido 3 veces al día, antes de las comidas y que no se supere la dosis máxima.
- Glucomanano hasta 4 g/día: que debe ser ingerido con al menos 2 vasos de agua para asegurar que llegue al estómago con cada comida principal (tres veces al día). No superar la dosis máxima.
- Ambos pueden ingerirse simultáneamente.
Tomar Chitosán y Glucomanano frente a otras fibras
Como sostiene la doctora en nutrición: “existen diversidad de fibras alimentarias y la gran mayoría ejercen efectos beneficiosos sobre la microbiota intestinal, la reducción del peso corporal, la adiposidad, la ingesta de alimentos y los marcadores de inflamación. Sin embargo, presentan diferencias en su composición y principal eje de acción, por lo que es importante conocer estas diferencias a la hora de seleccionar la que cubra mejor nuestros objetivos”.
Por ejemplo, veamos las diferencias con respecto a la inulina, una de las fibras solubles más conocidas y utilizadas en las dietas de control del peso.
Los tres ingredientes, chitosán, glucomanano e inulina, son útiles para modular la microbiota intestinal.
La principal diferencia estriba en su composición, mientras que el chitosán y el glucomanano contienen principalmente glucosa, la inulina está compuesta de fructosa, lo cual es clave a la hora de establecer intolerancias y problemas digestivos.
Con respecto al chitosán vemos que aunque la inulina modula la microbiota intestinal y su metabolismo, no ejerce el efecto de limitación de absorción de grasas y sobre las hormonas gástricas del ciclo hambre/saciedad que sí tiene el chitosán.
Otra diferencia estructural es que la inulina presenta muy poca viscosidad, propiedad que sí tiene el glucomanano y que es muy positiva para mejorar el tránsito intestinal.
Además de la inulina, existen otros ingredientes alimentarios que se usan en regímenes de control de peso y metabólico como lo son la Garcinia cambogia y el cromo, ya que actúan a nivel de termogenésis y control de la glucosa sanguínea. “La conveniencia de combinar estos ingredientes con el chitosán y el glucomanano va a depender de la orientación facultativa y de los objetivos de salud perseguidos”, concluye la doctora en nutrición y dietista.
Recomendaciones finales de la doctora Rita Cava en el uso del chitosán y el glucomanano
La principal recomendación de la doctora es la asesoría de un nutricionista, “primero para determinar la dieta que mejor se ajusta a las necesidades individuales, y que tanto el chitosán como el glucomanano puedan sumar beneficios al bienestar general; y segundo porque existen algunas advertencias en el uso de estos ingredientes que es conveniente que sea vigilado por un especialista”, explica.
Entre esas advertencias encontramos que el chitosán limita la absorción de las grasas “lo que puede afectar la absorción de algunas vitaminas o medicamentos”, expone. Mientras que en el caso del glucomanano “no debe ingerirse en personas que tengan problemas de deglución y junto con otros complementos alimenticios que contengan fibra”, concluye la especialista.